La industria automotriz china se ha destacado en todo el mundo, pero algunas marcas de automóviles con nombres extraños llaman la atención tanto como sus vehículos.
Exploremos diez de estas marcas que, además de ser innovadoras, tienen nombres que nos pueden parecer extraños.
Chana fue una de las primeras marcas chinas en entrar en el mercado latino. Su nombre, que puede sonar gracioso para los latinos, fue cambiado a Changan después de unos años.
Dongfeng lanzó la marca e¶, combinando el número de Euler (e) con el famoso pi (¶).
La idea era promover una imagen tecnológica y matemática, pero el nombre resultó ser bastante peculiar.
La palabra «Mona» puede tener varias connotaciones, pero en China es una submarca de Xpeng, enfocada en autos eléctricos asequibles para jóvenes.
A pesar de recordar el nombre del expresidente estadounidense, Trumpchi es una marca GAC especializada en vehículos híbridos y de combustión.
Además de ser un apellido común en Asia, Li es una medida de la distancia china y también el nombre de una marca que produce algunos de los vehículos eléctricos más modernos del mundo.
Techrules, que se puede traducir como «comandos tecnológicos«, apuesta por los deportivos eléctricos, pero su nombre puede parecer algo pretencioso.
La marca Wey, que se asemeja al suplemento proteico Whey, lanzó el SUV de lujo Wey Coffee, que debería llegar a Latino America con otro nombre.
El M-Hero combina «alta tecnología, eléctrico, revolucionario y todoterreno» con la letra M, en referencia a la armadura medieval, inspirando sus jeeps eléctricos.
Creada por Chery, Jaecoo tiene un nombre que puede sonar extraño y hasta gracioso para los brasileños, pero promete conquistar el mercado extranjero.
Para los brasileños de Minas Gerais, «onvo» puede significar «a dónde debe ir», pero en China, Onvo es la nueva marca de Nio, centrada en coches eléctricos asequibles.
Estas marcas de automóviles con nombres extraños demuestran que, además de la innovación tecnológica, la creatividad en la elección de nombres puede generar curiosidad e incluso risas.
La globalización trae estos curiosos nombres a nuestro mercado, y depende de nosotros decidir si serán aceptados o no.